jueves, 7 de diciembre de 2017
"El hombre teme al tiempo, pero el tiempo teme a las pirámides..."
... y las pirámides lo flipan con los dinosaurios". Así podría acabar ese proverbio árabe tantas veces reproducido (y tan real, dicho sea de paso).
El antiguo Egipto es algo que me fascina, no sólo por su magia si no también por lo que representa para la humanidad. Al igual que otras civilizaciones anteriores y posteriores, la egipcia trajo un montón de avances que supusieron saltos para todos nosotros, para que lleguemos a ser lo que ahora somos... oops! esto puede verse por el lado negativo también, pero ya me entendéis ¿verdad?
El hombre (y la mujer, que no se me enfaden) y sus cosas...
Pero antes del hombre, mucho antes, muchísimo antes, la hostia de tiempo antes, sobre la tierra mandaron otros y durante largo tiempo. Comparados con ellos nosotros llevamos aquí un rato aunque nos ha dado tiempo a liarla de todas formas.
Ayer fui al Cosmocaixa a ver la exposición de "Trix", una hembra de tyrannosaurus rex que vivió hace 67 millones años y que fue descubierta en el 2013 en Montana, Estados Unidos. Se trata del esqueleto de T-Rex mejor conservado del mundo; el 80% de sus huesos son originales.
El bicho es tremendo, espectacular. Te pones a admirarlo y te quedas bobo ante el tamaño y poder de tal bestia y entonces te das cuenta de lo insignificantes que somos los humanos y que si estos impresionantes animales acabaron extinguiéndose lo mismo va a pasar con nosotros, nos pongamos como nos pongamos y aunque pensemos que somos la leche y lo más grande que ha parido madre.
Como humanidad hemos creado, evolucionado, protagonizado miles y miles de historias increíbles pero también en nuestras manos tenemos el poder suficiente para mandarlo todo a paseo o, como les pasó a los dinosaurios, de que un día algo de fuera venga y se termine la fiesta.
En ese momento nada ni nadie importará.
Desde que se creó la tierra hasta que apareció la más simple de las forma de vida pasaron 700 millones de años, en los que en esta bola loca sólo había caos.
Y se podría decir que en ese sentido, en el del caos, algunas cosas no han cambiado.
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