De nuevo una triste noticia... y esta vez encima por partida doble. La pasada semana nos dejaban dos grandes artistas que fueron capitales en la era dorada de la música disco. Con los calificativos negativos con los que se suele recordar a esta etapa que comprende desde 1974 hasta 1980, mucha gente -inculta- tacharía de horteras tanto a Donna Summer como a los Bee Gees, pero cabe destacar que una era poseedora de una voz privilegiada llena de soul y los otros que llevaban 15 años de carrera cuando les llegó ese momento y que su primera etapa como grupo se asemeja mucho mas a grupos que hoy en día citaríamos entre los mas importantes (Beatles por ejemplo).
Esa maldita plaga de este siglo que es el cáncer se ha llevado a Donna Summer y a Robin Gibb, dos artistas que su su época de mayor brillo le cantaban al buen rollo, a la libertad que podías encontrar en una pista de baile, al amor. Donna era seductora a mas no poder a pesar de su fuerte fe religiosa y Robin ofrecía la voz de apoyo dando armonía a la de su hermano Barry. Además fue un genial compositor.
A los dos; buen viaje y gracias por los momentos.
A vosotros; feliz escucha y feliz semana.
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