sábado, 12 de septiembre de 2015

Con Lo Mala Que Es La Gente...


Día día lo vemos, lo sentimos, nos lo cuentan, somos testigos. En la calle, en tu vecindario, en la tele, en todo el mundo. Los humanos somos malos y punto.

Repasamos la historia de la humanidad y está plagada de violencia, matanzas, guerras. Muchos de los nombres que han pasado a la posteridad son precisamente algunos de los mayores asesinos y sus delirios han costado la vida a millones de personas.

Un día como hoy (ya ayer; 11 de septiembre) de hace 14 años vemos desde nuestros sofás como derriban las Torres Gemelas de Nueva York y en ese momento pensamos -horrorizados- que estamos ante lo peor que veremos en nuestras vidas, pero todo pasa y el tiempo hace que perdamos perspectiva y entonces vuelve a pasar algo terrible y volvemos a tener ese sentimiento... pero pasa y vuelve a pasar y llega un momento en que nos transformamos o bien sale algo que todos llevamos dentro que hace que sudemos de todos y de todo. Somos malos y punto.

Entras a leer los periódicos y te encuentras con historias a diario que te hielan la sangre; un padre acuchilla a sus tres hijos, una abuela estrangula a su nieta, un camión lleno de gente que huía de su país en guerra y un niño ahogado en una playa... Pero todo pasa. Somos sensibles en el momento pero luego nos quitamos de encima esas imágenes como quien se quita una chaqueta.

Y vamos de aquí para allá, en las calles no miramos a los demás a los ojos, ningún gesto que empatice, "por favor", "gracias" y "buenos días" parece que se hayan borrado de nuestro vocabulario.

Pero entre tanta mierda a veces sale algún buen gesto, y tal vez de quien menos te lo esperas y es entonces cuando aunque solo sea un poco confías de nuevo en la posibilidad de que no todo está perdido y que hay luz al final de este interminable túnel-temporal-histórico de la humanidad.

Y eso es lo que pensé hace un par de días cuando leí una noticia sobre Pau Donés, voz del grupo "Jarabe de Palo". Pau, que no es precisamente mi músico favorito, anunció que suspendía la gira porque debía tratarse inmediatamente de un cáncer que se le había detectado.

Tras pasar un tiempo en el Hospital del Vall d'Hebron de Barcelona Pau colgaba en su blog personal una carta dirigida a las enfermeras que le trataron en su estancia en el centro y decía lo siguiente:

"Salíamos de fiesta, íbamos a cenar, a divertirnos. Yo les contaba mis cosas y ellas, muy discretamente y solo muy de vez en cuando, como les iba la vida en el “hospi”. Además de guapas, en las 3 había varios rasgos en común. Eran muy independientes, muy valientes y siempre estaban de buen humor".


OLGA, NÚRIA, MANOLI, AINOA...

"Ahora ya no son 3 las enfermeras que llevo en el corazón. Son muchas más. Ahora también están Olga, Núria, Manoli, Ainoa, Mercedes, Loli, Eli, Maite, Mireia, Isa, Gemma y un montón de mujeres como la copa de un pino. ¿Alguno de vosotros se puede imaginar lo que es trabajar 10h al día, 5 días a la semana, en la planta de rehabilitación de un hospital?. O en cuidados intensivos, o en urgencias, o en el turno de noche de la planta 4 del Hospital de la Vall d'Hebron".
"¡Eso sí que tiene mérito!. Siempre amables, dispuestas, super-atentas a todo (en su trabajo no hay lugar para el despiste), preparadas para cualquier contratiempo. Para ellas no existe el cansancio, ni el sueño, ni siquiera el descanso. No paran. Y no es que no paren de “trabajar”. No paran de auxiliar y curar a gente".
"¡Flipo con las enfermeras!. ¿ Que tipo de personas vivirán detrás de sus limpios uniformes blancos y sonrisas permanentes?".
"Os adoro. Os admiro. Os quiero mucho. Y os doy las gracias por hacer el trabajo que hacéis, porque no hay nada en el mundo que pueda pagar un cariño de los vuestros cuando estás jodido en la cama de un hospital. Gracias por vuestra generosidad y entrega"
Pau; gracias tío. Espero que te pongas bien.

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