Fue una vecina suya la que la sacó de aquella situación, aunque su vida ya estaba irremediablemente marcada. Después de aquello se vio forzada a declarar ante su propio progenitor al que tan solo le cayó una pena de 6 años de cárcel (de los que cumplió 4) puesto que "la justicia" francesa consideró que su padre no cometió violación ya que Isabelle nunca fue forzada.
Mas tarde cayó en las drogas y en el mundo de la prostitución hasta que finalmente tras haber llegado a lo mas bajo decidió tratar de salir de aquello. Conoció a un hombre, que hoy en día es su marido, tuvo un hijo y hace 10 años creó la Asociación Internacional de Víctimas del Incesto (AIVI) y lucha para que el mundo sepa la realidad de tales hechos.
"La primera vez tenía seis años" (Rocaeditorial) es el título de su libro donde cuenta su experiencia.
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