Quieres salir a la luz, que el calor llegue a tu interior, pero solo notas ese frío que va entrando en ti y que finalmente paraliza tu corazón. Ya es tarde, una vez mas estás vencido. No puedes ganar. Son las lágrimas una solución? No, no lo son, pero es lo único que te sale. Eso y maldecirte nuevamente por tu falta de fortuna, en todo. Nunca ganas, ni cuando crees que ya tienes entre tus manos lo que siempre has deseado, porque se evapora. Desaparece y vuelves a quedarte sin nada. Solo.
Y llega un momento que decides que ya no quieres volver a pasar por ello y tratas de cerrarte a todo y a todos. Te cubres con tu armadura que impedirá que el dolor te toque...
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